Widerstand Schweiz
12.6.2022: Musterbrief gegen Zwangsimpfung am Arbeitsplatz
- Danke an UncutNews!
Impfschäden Schweiz Coronaimpfung,
[12.06.2022 10:12]
https://uncutnews.ch/der-druck-auf-die-arbeitnehmer-sich-impfen-zu-lassen-hier-ein-schreiben-das-helfen-konnte/
Quelle: Heinz Raschein
Der Druck auf die Arbeitnehmer, sich impfen zu lassen.
Hier ein Schreiben das helfen könnte
Widerstand Peru 12.6.2022: Ureinwohner
verweigern die SCHLANGENGIFTimpfung und behaupten ihre
eigene Naturmedizin - Musterbriefe - Meldung vom
29.11.2021:
Papeles del miedo: actas revelan
engaño sobre las vacunas en pueblos indígenas
https://ojo-publico.com/3190/actas-revelan-enganos-sobre-vacunas-en-pueblos-indigenas
https://t.me/corona_impftod/31998

Protestbriefe der Ureinwohner in Peru von 2021:
Ureinwohner von Peru lehnen die SCHLANGENGIFTimpfung ab
[33]
Kommentar von Corona Impftod:
Peru: Die sogenannten Covid-Impfungen
stießen bei der indigenen Bevölkerung offenbar auf
größte Widerstände und Ablehnung. Die indigenen Völker
verkündeten, Krankheiten mit ihren eigenen
traditionellen Heilmitteln verhindern zu wollen.
Journalisten suchen nun die "Schuld" für diese Weisheit
bei "Verschwörungstheoretikern", denen die indigenen
Völker aufgesessen seien.
Hier sind Protestbriefe gegen die SONDERMÜLLimpfung "Corona"
der Ureinwohner der Apus:
ACTAS. Los apus de las comunidades de la
Amazonía firman las actas de negación hacia las vacunas
contra la Covid-19.
Hier ist ein Protestbrief gegen die
SONDERMÜLLimpfung "Corona" der Ureinwohner vom Río
Santiago:
REGISTRO. Una comunidad del distrito
de Río Santiago señala que sus miembros no aceptarán que se
imponga la inmunización contra el coronavirus.

Protestbrief der Ureinwohner vom Río Santiago in Peru von
2021: Ureinwohner von Peru lehnen die SCHLANGENGIFTimpfung
ab [30]
REGISTRO. Una
comunidad del distrito de Río Santiago señala que sus
miembros no aceptarán que se imponga la inmunización
contra el coronavirus.

Protestbrief der
Ureinwohner aus der Provinz Datem del Marañon in Peru
von 2021: Ureinwohner von Peru lehnen die
SCHLANGENGIFTimpfung ab [30]
MOTIVOS. Las
comunidades del distrito del Pastaza expresan que siente
temor por su vida o que prefieren protegerse con sus
plantas medicinales.
Widerstand gegen Kinderimpfung in
Gemeinden von Loreto, Peru
NIÑOS. Las vacunas que sirven para proteger a los niños
menores de 5 años contra otras enfermedades contagiosas
también han sido rechazadas por comunidades de Loreto. -
Crédito: Red de Salud Red del Marañón. [34]
Der Artikel (orig. Spanisch):
von Gianella Tapullima
Reportes oficiales y documentos firmados por líderes de
pueblos originarios dan cuenta del impacto de la
desinformación en los pueblos andinos y amazónicos para
recibir las vacunas contra la Covid-19, en lo que va del
año. OjoPúblico ha logrado documentar este fenómeno en
comunidades indígenas de al menos cinco regiones del país:
Amazonas, Loreto, Ucayali, Junín y Huancavelica. Una de las
versiones más perjudiciales ha sido un dato falso propalado
desde Lima por un candidato y ahora congresista de la
República. Este reportaje es parte de un esfuerzo de la red
Latam Chequea para identificar a los responsables de la
infodemia y efectos de la oleada de versiones falsas y
engañosas en un momento crítico para el continente.
La mañana del 13 de
agosto del 2021, el enfermero Dixon Rodríguez se embarcó
en un peque peque hacia un lugar de la selva amazónica
peruana en el que debía iniciar una campaña contra la
muerte. Tras una hora de viaje por río y caminando,
acompañado de una brigada de vacunación contra la
Covid-19, Rodríguez llegó a la comunidad indígena Boca
Apinihua, en la región de Ucayali, cerca del límite con
Brasil. Allí habitan casi cuatrocientos habitantes de la
etnia ashéninka, una de las más numerosas de esa zona.
De entrada, el enfermero percibió un clima tenso.
Rodríguez buscó entonces al apu o jefe de la comunidad
para explicarle el motivo de su llegada. De pronto, un
grupo de comuneros salió con armas de fuego y flechas.
“Vienen a aplicar el agua destilada”, dijo un miembro de
la comunidad, según relata Rodríguez a OjoPúblico.
El lote de dosis que la brigada llevaba era del
laboratorio chino de Sinopharm, un antígeno que
durante meses fue objeto de desinformación en el país.
Rodríguez, quien es hijo de una mujer asháninka y domina
la lengua, fue acusado junto con su equipo de querer
asesinar a la población con la vacuna. Para evitar que la
discusión escalara, el enfermero solicitó permiso para
registrar la negativa en un video, pero este pedido
tampoco fue aceptado. Dixon Rodríguez solo tuvo opción de
sacar un papel en blanco y un lapicero, con los que
redactó un acta para dejar constancia del incidente.
“Entonces nos retiramos de dicha comunidad con bastante
cuidado”, dice el escrito, revisado para este reportaje.
La brigada de vacunación estaba formada, además, por
otros dos técnicos de la Red de Salud de la provincia de
Atalaya, un territorio de selva que durante buena parte
del siglo pasado fue destino de misioneros y colonos, y
que está considerado zona de alto riesgo por la actividad
de los traficantes de drogas. En abril del 2021, tres de
sus distritos fueron declarados en emergencia para
facilitar la lucha de fuerzas combinadas del Estado contra
el crimen organizado. Si el narco ya es una amenaza, las
mentiras traen un nuevo riesgo: al momento en que
Rodríguez llegó con las vacunas, la cobertura de
vacunación con el esquema completo alcanzaba un 6,9 % de
la población meta en toda la provincia. Y en el país,
aproximadamente era del 24 %.
Todos los integrantes de la brigada de vacunación eran
descendientes de familias indígenas y manejaban los
idiomas predominantes en la zona, como el yine, el
asháninka y el shipibo-konibo. Era una aparente ventaja
que motivó a Rodríguez a pronosticar una vacunación
exitosa. Algo que, finalmente, no sucedió. “Mis hermanos
no querían entender nada”, recuerda el enfermero sobre ese
momento en que debía darse un encuentro cercano y, por el
contrario, terminó en una ruptura. “Les dije: somos
pueblos indígenas, nosotros no hemos venido a matar a la
gente”.
Pocos meses después, Dixon Rodríguez asume que el
incidente estaba relacionado con las versiones que
circulaban en la zona acerca de que algunas personas
supuestamente fallecieron después de recibir la vacuna de
Sinopharm o AstraZeneca.
“Si viene la tercera ola, podrían contagiarse. Pero nadie
quiso vacunarse. Ni uno”, asegura.
Daysi Zapata, presidenta de la Organización Regional de
Mujeres Indígenas de la provincia de Atalaya, confirmó a OjoPúblico
el hecho sucedido en la comunidad de Boca Apinihua, e
indicó que los rechazos también se producen por una falta
de diálogo. "El Gobierno tiene que sensibilizar, salir al
campo, y que hagan talleres informativos sobre las
vacunas", apuntó.
Este no es un caso aislado. OjoPúblico
ha logrado documentar, a través de más de 30 actas
firmadas por líderes y miembros de comunidades indígenas
de al menos cinco regiones, el pánico desatado por
versiones falsas y engañosas sobre las vacunas y la
pandemia en los pueblos andinos y amazónicos. Estos
documentos, recolectados por las brigadas del Ministerio
de Salud e incluidos en informes de las direcciones
regionales, evidencian que comunidades enteras de los
pueblos awajún, ashéninka, wampis, asháninka, achuar,
kichwa y quechua rechazaron total o parcialmente las
vacunas contra la Covid-19 por datos o historias sin
sustento difundidas durante meses por autoridades locales,
comunicadores o incluso docentes; es decir, personas que
tienen algún grado de influencia en la población.
Eneas Rengifo, un técnico en enfermería de 26 años y
miembro de la etnia asháninka, es testigo de ese impacto.
Rengifo trabaja como coordinador del área de pueblos
indígenas de la Red de Salud de Atalaya, en el mismo
equipo que su colega Dixon Rodríguez. Según su
experiencia, los promotores de versiones falsas son
variados: a veces se trata de gente que llega para
difundir mensajes de manera deliberada, como pastores de
distintas confesiones religiosas; en otros casos es gente
que arrastra engaños sin querer, como personas foráneas
que por alguna razón trabajan en las comunidades,
madereros o comerciantes que llegan a la comunidad y
cuentan de manera coloquial lo que oyeron en otros
lugares. “Cuando a un poblador indígena le comentan algo,
él capta y también comenta a sus demás hermanos, a sus
vecinos, y ya entra en esa duda”, dice Rengifo.
La cobertura de vacunación en la provincia de Atalaya,
donde se ubica la comunidad de Boca Apinihua, es la más
baja de la región: de más de 50 mil personas como
población objetivo apenas el 20,1 % ha recibido las dos
dosis de la vacuna, hasta finales de noviembre, según el
Portal de Datos Abiertos del Minsa.
Rodríguez fue acusado junto con su equipo de querer
asesinar a la población con la vacuna
Desde marzo del 2021, OjoPúblico advirtió sobre la falta de
información oficial para la vacunación en pueblos
indígenas en las regiones de Junín, Loreto y
Ucayali. En paralelo, la difusión de versiones falsas
estaba alcanzando puntos muy distantes de los Andes y la
Amazonía: en la región Amazonas, radio Bongará publicó en sus redes
un video con la falsa versión de que una enfermera de
Estados Unidos se desmayó minutos después de vacunarse
contra la Covid-19, y posteriormente, falleció; en Loreto,
el canal de televisión Uranio TV publicó una entrevista al
médico Amílcar Huancahuari para promover el consumo del
dióxido de cloro como remedio contra el coronavirus, a
pesar de que un mes antes este médico había sido
destituido del cargo de Jefe del Comando Covid-19 de la
región Ayacucho justamente por alentar el uso
de esa sustancia. En Puno, una exautoridad de la región cuestionó
en su programa radial la existencia de la pandemia y
aseguró que se trataba de una “campaña de miedo”. Su
transmisión en Facebook registró más de 43 mil
reproducciones.
OjoPúblico solicitó los descargos de los
medios de comunicación y las personas mencionadas en
líneas anteriores. Este medio se comunicó con el médico
Huancahuari, a través de la red de mensajería de WhatsApp,
pero solo se limitó a decir que estaba fuera del Perú. La
exautoridad de Puno también fue notificada, pero no
declaró para este reportaje. Mientras que, los medios de
comunicación contactados vía Facebook, tampoco
contestaron.
Ahora queda en evidencia que el impacto de la
desinformación es parte de una escala global: cuando la
comunidad de Boca Apinihua presentó el documento de
rechazo a la vacuna, el último mes de agosto, la directora
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa
F. Etienne, informaba que 617 mil personas de comunidades
indígenas en las Américas fueron contagiadas con Covid-19
y casi 15 mil habían fallecido a causa de la enfermedad.
Amazonas: Los pueblos
que temen el exterminio
Amazonas es una región de la zona norte del Perú,
alargada como una bota, cuyo extremo superior marca la
frontera con Ecuador. Es conocida por sus bosques nubosos
y porque alberga algunos de los sitios arqueológicos más
famosos del país, como Kuélap, una de las ciudadelas de
piedra más antiguas del país. También porque en el año
2009 fue escenario del conflicto social más sangriento en
la historia del Perú: una protesta de comunidades
indígenas contra decretos oficiales, que consideraban
lesivos a sus territorios, derivó en un violento
enfrentamiento que dejó unos doscientos heridos de bala y
más de treinta muertos entre civiles y policías. Amazonas
es una de las regiones que más pueblos indígenas alberga
en el Perú: 468 comunidades nativas de las etnias awajún y
wampis.
Si bien el proceso de vacunación en las ciudades se
inició en febrero del 2021, la inmunización en los pueblos
indígenas comenzó cuatro meses después, a partir de una
directiva actualizada que, como parte del avance
progresivo del proceso, dispuso la aplicación de la
estrategia en los territorios de las comunidades.
En las comunidades de la provincia de Bagua, el rechazo
fue tan contundente hacia las vacunas de Sinopharm que
se tuvo que redistribuirlas a otro grupo etario.
La población objetivo de la Dirección Regional de Salud
(Diresa) de Amazonas es de 63.120 personas mayores de 18
años en las comunidades de su territorio, lo que requiere
más de 120 mil dosis. Sin embargo, hasta finales de este
mes, solo se han aplicado 17.595 dosis, según la
plataforma de vacunación contra la COVID-19 de pueblos
indígenas y afroperuanos del Ministerio de Salud (Minsa)
Río Santiago, Nieva y El Cenepa
Un reporte proporcionado por la Diresa para esta
investigación señala un rechazo del 50% hacia la vacuna
contra la Covid-19 en al menos 25 comunidades de los
distritos de Río Santiago, Nieva y El Cenepa,
pertenecientes a la provincia de Condorcanqui.

Protestbrief der Ureinwohner vom Río Santiago in Peru
von 2021: Ureinwohner von Peru lehnen die
SCHLANGENGIFTimpfung ab [30]
REGISTRO. Una
comunidad del distrito de Río Santiago señala que sus
miembros no aceptarán que se imponga la inmunización
contra el coronavirus.
En el mismo sentido, diversas actas obtenidas por OjoPúblico
permiten rastrear el fenómeno en esta zona a lo largo del
2021. En febrero, la comunidad de Paantan Entsa rechazó la
vacunación porque, según sus habitantes, hay mucha
mortandad de personas por la vacuna. En el acta que se
firmó para rechazar el antígeno se indica: Hay
muchos comentarios, informaciones a través de
Internet, radiales, televisivas y otros.
Por esos mismos días, las brigadas de salud se toparon con
la misma negativa en la comunidad de Tsawantus: Se
está manifestando de que no se está permitiendo
vacunarse sobre Covid-19. Están rechazando
tajantemente. En Kuyumatak, otro centro
poblado awajún, el apu de la comunidad dio permiso al
enfermero de la brigada para exponer sus argumentos y
minutos después firmó un acta en que se negaba el permiso
para la vacunación: El personal del salud les
ha explicado todo, y aún así no quieren la vacuna [contra
la] Covid-19, indica el documento
escrito a mano. En la comunidad de Buchigkim, las
alegaciones fueron más graves: Todos los
pobladores rechazan [la] vacuna por
la difusión de noticias por Internet. Piensan que la
vacuna va a venir a matar a la gente, van a convertir[los
en] estériles.
El primer domingo de julio del 2021, cincuenta miembros
de la comunidad de Yujagkim firmaron un acta para rechazar
la vacuna a pesar de la información que el enfermero local
les había proporcionado. En caso de
fallecimiento por Covid-19, no culparemos al
Ministerio de Salud. Nosotros mismos asumiremos la
responsabilidad [de] cómo sobrevivir
y afrontar esta pandemia, dice el
escrito. Meses antes, los miembros de la comunidad de
Achuim dijeron que rechazaban las vacunas procedentes de
China y Estados Unidos y adujeron la falta de atención del
Estado para resistir a la pandemia: No hubo
apoyo de parte del Ministerio de Salud por las
medicinas para combatir las enfermedades de Covid-19.
Nosotros mismos hemos buscado cómo evita[r]
cuando mueren las personas en nuestras zona.
Ante esta situación, la licenciada en enfermería Patty
Morán, coordinadora de inmunizaciones de la Red de Salud
de Condorcanqui, remitió a la dirección de salud, un
informe en el que señala las dificultades para llevar
adelante la vacunación: además de la escasez de personal
médico, estaban las “múltiples creencias, barreras
geográficas y culturales” de las comunidades que se
encuentran en su jurisdicción.
El estado de alarma también afectó a otra provincia de la
región Amazonas, Bagua ―justamente donde se produjo el
conflicto social que hasta ahora se recuerda como “la
masacre de Bagua” o el “Baguazo”―. En junio del 2021, un
informe del personal de la Red de Salud de Bagua alertó
sobre el lento avance de inmunización en el distrito de
Imaza, que tiene la única vía por la cual la empresa
petrolera del Estado ingresa a este tramo de la selva para
vigilar el pase del crudo y es la ruta de ingreso a las
guarniciones militares de la frontera con Ecuador.
Crédito: Diresa de Amazonas
Imaza suele aparecer en las noticias cuando sus
comunidades nativas realizan masivas protestas contra los
estragos de la industria extractiva o en reclamo por la
poca atención del Estado. Ahora es otra zona de gran
resistencia a la vacunación. “La respuesta de la población
no ha sido favorable", indica el reporte remitido a la
dirección regional por Aníbal Fernández, director de la
red de salud de esta provincia. Según el documento, esta
situación había sido identificada semanas antes, en el mes
de mayo, cuando un grupo de sus enfermeros y obstetras
impulsó una serie de diálogos interculturales sobre salud
en 6 centros poblados y comunidades nativas de la
provincia de Bagua.
Esas reuniones congregaron alrededor de 183 actores
sociales, entre alcaldes, pastores religiosos, docentes,
representantes de organizaciones indígenas y personas en
general, con el fin de conocer los motivos de su aversión
a la vacuna. Tras escuchar a la mayoría de participantes,
el personal de salud concluyó que las reacciones negativas
obedecían a la desinformación que circulaba en las
comunidades nativas.
Las conversaciones permitieron identificar las versiones
falsas más recurrentes: por ejemplo, en la comunidad de
Imaza se decía que la vacuna era producto de la brujería o
que producía esterilidad; en la comunidad nativa de
Chiriaco se decía que la vacuna mata, que el expresidente
Francisco Sagasti ―cuyo mandato fue el primero en traer la
vacuna al país― nunca se vacunó o que se desconocen los
efectos adversos del antígeno; y en el centro poblado de
Chipe se adujo que las vacunas son una medida para
exterminar a los pobres, un acto de venganza por el
Baguazo, o que las personas que las reciben van a morir a
los pocos días o años.
De acuerdo con el mismo informe, en las comunidades
indígenas de la provincia de Bagua, el rechazo fue tan
contundente hacia la vacuna de Sinopharm que en julio la
Dirección Regional de Salud de Amazonas tuvo que
redistribuirlas a otros grupos etarios en la provincia,
para que no se echaran a perder: apenas dos días antes
habían empezado a vacunar a los adultos de 50 años, pero
se tuvo que destinarlas a personas mayores de 40
años.
Hasta finales de noviembre del 2021, tanto Condorcanqui
como Bagua, las dos provincias donde se encuentran estas
comunidades, la vacunación avanza de manera progresiva,
pero aún ocupan los últimos lugares de población vacunada
con las dos dosis en toda la región: 15,5 % y 35,7 %,
respectivamente, según data del Minsa.
Loreto: Los jefes se
resisten a las vacunas
En agosto del 2021, la enfermera Malforie Saavedra,
coordinadora de inmunizaciones de la Red de Salud del
Datem del Marañón, una provincia de selvas fronterizas
surcadas por el oleoducto norperuano, recibió por WhatsApp
un audio en el que un hombre lanzaba una mezcla de
versiones falsas en un tono dramático. Que
nos maten si quieren vacunarnos, que nos fusilen,
porque las vacunas han salido muy dañinas,
decía el autor anónimo de la grabación. El hecho adquiría
especial gravedad porque fue viral, y el Datem del
Marañón, una zona donde las comunidades indígenas han
visto sus territorios afectados por graves derrames de
petróleo, es la provincia con una de las coberturas más
bajas de vacunación en la región Loreto: hasta finales de
noviembre, el 13,8 % de una población objetivo de 56.533
personas contaba con las dos dosis, según data del Ministerio de Salud
La región Loreto, la más extensa del Perú y en cuyo
extremo izquierdo está el Datem del Marañón, alberga el
43,2 % de la población indígena amazónica del país, de
acuerdo con información del Instituto Nacional de
Estadística e Informática (INEI). Eso supone casi
doscientos mil habitantes, pertenecientes a cerca de dos
mil comunidades nativas.
Malforie Saavedra recibió el audio de una persona que
vive en el distrito de Pastaza, el mismo donde residen
siete comunidades indígenas que presentaron actas de
negación contra la vacuna en un solo día.
Una de esas comunidades fue Domingo Cocha. El 24 de
agosto de 2021, el apu de ese centro poblado firmó un acta
de negación debido a que sentía temor por su vida y la de
su familia. En el documento ―revisado para este reportaje―
dejó constancia de que asumía la responsabilidad de esa
decisión. Por esas mismas horas, los apus de las
comunidades de Nuevo Jerusalén, Puerto Angara, Nuevo
Belén, Nueva Alegría, Nuevo Galilea y Dos de julio
firmaron actas similares para decir que no necesitaban las
vacunas, porque las plantas medicinales iban a curarlos
ante un eventual contagio.
Protestbrief der
Ureinwohner aus der Provinz Datem del Marañon in Peru
von 2021: Ureinwohner von Peru lehnen die
SCHLANGENGIFTimpfung ab [30]
MOTIVOS. Las
comunidades del distrito del Pastaza expresan que
siente temor por su vida o que prefieren protegerse
con sus plantas medicinales.
Crédito: Red de salud de Datem del Marañón.
Un pronunciamiento similar se había producido poco antes
algo más al sur, en el distrito de Cahuapanas, territorio
de los pueblos shawi y awajún: en junio del 2021, el apu
de la comunidad nativa de Caupan también se negó a la
vacunación en su zona; el jefe de ese pueblo tomó la
decisión tras una asamblea ordinaria con sus vecinos y los
apus de otras seis comunidades anexas. En el acta se
indica que los participantes en la asamblea rechazaron la
vacunación para todos los adultos y los estudiantes de
inicial, primaria y secundaria.
En el documento se advertía de manera específica al
Gobierno de hacer cualquier gasto para llevar la vacuna a
su territorio: Damos a conocer y pedimos no
enviar su brigada de salud para vacunar contra la
Covid-19 a nuestras comunidades, porque no será
aceptado ni permitido para vacunar,
decía el documento. A manera de respuesta, en el acta se
señaló que sus pueblos originarios resguardan su salud con
las plantas medicinales, de acuerdo a sus tradiciones y
costumbres.
En el distrito de Andoas, otro sector de muchas carencias
atravesado por el oleoducto norperuano, ocurrió lo mismo
entre el 21 y 22 de julio. El licenciado en enfermería
Omar Chahua registró siete actas más de negación, firmadas
por comunidades indígenas de las etnias achuar y
kichwa.
Que nos maten si quieren vacunarnos, que nos fusilen,
porque las vacunas han salido muy dañinas, decía el
autor anónimo de la grabación.
Chahua había realizado un viaje madrugador por el río
Wasaga ―que atraviesa sectores afectados por pasivos petroleros abandonados,
según denuncias de la población local― para alcanzar a la
mayor cantidad de gente durante la minga, la jornada
tradicional de trabajo y beneficio social que los pueblos
realizan por las mañanas. Al llegar a cada comunidad,
aplicó dos estrategias. La primera consistió en contactar
al apu para mantener un diálogo de sensibilización sobre
las vacunas, y así conseguir su autorización. La segunda
fue consultar con cada familia o habitante. La mayoría se
negó.
Las razones eran las mismas versiones reportadas en otras
comunidades amazónicas: que las vacunas contienen chips,
que las personas que las reciben se vuelven estériles, e
incluso que los vacunados morirán en pocos años. Según
explicó el enfermero Chahua a OjoPúblico,
parte de la dinámica que ha identificado en su trabajo de
campo es la siguiente: aunque la mayoría de comunidades
nativas en Andoas no tiene acceso al servicio de telefonía
o de Internet, algunos comuneros que tienen celulares
móviles bajan a las ciudades para conseguir conexión,
realizar llamadas o comprar víveres. En los centros
urbanos conocen estas versiones falsas, que al regresar
esparcen dentro de la comunidad.
En algunas comunidades, las autoridades locales firmaron
actas de negación, pero a la vez dejaron que cada miembro
decidiera si se aplicaba o no la vacuna. De ese modo, la
brigada de Chahua pudo inocular a personas por razones
laborales, como los profesores de las escuelas de la zona.
A finales de octubre, el enfermero Chahua visitó otras
cinco comunidades de la etnia achuar del distrito de
Andoas. Los apus de cada pueblo no solo firmaron actas de
negación a la vacuna contra la Covid-19, sino que
rechazaron la aplicación de otros antígenos esenciales
para proteger a los niños menores de cinco años de otras
enfermedades: la vacuna contra el sarampión, rubéola y
papera; la vacuna pentavalente contra la
difteria, tos convulsa, tétanos, influenza tipo b y
hepatitis B; la vacuna contra el neumococo, entre otras.
Cuando ocurre esto, el personal de salud de las regiones
busca dialogar con las organizaciones indígenas y las
autoridades de los pueblos para establecer acuerdos sobre
la vacunación. "Solo cuando ya ven que las comunidades se
niegan, a pesar de un segundo o tercer intento [de
diálogo], las direcciones regionales solicitan asistencia
técnica a la [autoridad] nacional", explica Julio
Mendigure, director ejecutivo de la Dirección de Pueblos
Indígenas u Originarios del Minsa. En el Perú, la
vacunación no es obligatoria. El Estado ha previsto la
aplicación, a partir de diciembre, de restricciones para
el acceso a lugares públicos como centros comerciales,
mercados o restaurantes a quienes no hayan recibido las
dosis completas del antígeno. En los territorios
indígenas, alejados de los centros urbanos, la realidad
plantea otros desafíos.
Una de las zonas pendientes para el Minsa es precisamente
el Datem del Marañón, donde entre octubre y noviembre del
2021 se produjo la toma de una estación petrolera como
protesta por los daños ambientales causados por esa
industria y en demanda de servicios básicos para las
comunidades.
Junín: la gente pide
cambio de vacuna
El 29 de junio último, Fabián Antúnez, presidente de la
Central Asháninka de Río Tambo (CART), formalizó la
negativa a utilizar la vacuna de Sinopharm en alrededor de
47 comunidades nativas del ámbito de su organización. Río
Tambo es un distrito de la provincia de Satipo y el más
grande de todo Junín, una región ubicada al centro del
Perú que parece un corredor horizontal entre Lima y la
Amazonía. Antúnez precisó que no se oponía a la vacunación
contra la Covid-19, sino que cuestionaba la marca de la
vacuna.
En un oficio enviado a la autoridad distrital de salud,
el presidente de la organización indígena solicitó el
cambio de la fórmula de Sinopharm por la del
laboratorio estadounidense Pfizer.
El documento lleva adjunta la copia del acta de una
reunión realizada el día anterior, entre los dirigentes
indígenas y el personal de salud enviado a la zona, en la
que se habían explicado los motivos del rechazo a la
vacuna china. Allí Antúnez adujo haber consultado con
varios médicos de Lima, quienes le comentaron que la
vacuna de Pfizer era mejor.
Hasta finales de noviembre, todo el distrito de Río
Tambo, en Satipo, registró una de las más bajas coberturas
de vacunación en Junín: de un total de 23.808 personas
aptas para vacunarse, apenas de un 13,7 % había recibido
las dos dosis, según data del Ministerio de Salud.
En el mismo periodo, el distrito que también lleva el
nombre de Satipo, capital de la provincia, el avance era
mayor: 59,6 % de una población objetivo de 34.910
habitantes.
Funcionarios encargados del proceso dijeron a OjoPúblico
que gran parte de la desinformación que circula en los
pueblos de la zona fue propulsada por los locutores y
responsables de medios de comunicación radiales que han
difundido versiones sin sustento científico. “En las
radios, múltiples personas manifiestan inclusive que el
Covid-19 ni siquiera existe, que es una ideología, que se
ha planteado para el consumismo y la venta de
medicamentos”, explicó el director ejecutivo de la Red de
Salud de Satipo, Wilbert Rodríguez, en una entrevista con
este medio.
Fabián Antúnez, el líder asháninka que firmó la negativa
a la vacuna china en Río Tambo, explicó a OjoPúblico
que su solicitud representa una exigencia de
respeto. "Mi pueblo merece una buena vacuna y con
garantía”, señaló.
Si bien la vacunación ha empezado con la fórmula de
Pfizer, Antúnez indicó que los miembros de la comunidad
todavía dudan sobre las vacunas. “El tema del rechazo es
por falta de información. La población quiere que se
explique en su propio idioma [el asháninka]. Ya no al jefe
[de la comunidad], sino a la población que va a ser
vacunada”, indicó el dirigente.
Danny Quispe, director regional de Salud, dijo que la
animadversión hacia Sinopharm se mantiene en las
comunidades.
El desprestigio hacia la vacuna de Sinopharm ha
sido un problema a lo largo del territorio de Junín. Danny
Quispe, director regional de Salud, dijo que la
animadversión a esta marca ha logrado superarse en las
zonas urbanas, pero que en las rurales y en algunas
comunidades se mantiene a pesar de las campañas de
sensibilización promovidas por el Gobierno central, que a
nivel nacional ha superado las 500 jornadas para reuniones
y talleres sobre la vacunación contra la Covid-19, y la
difusión de más de 500 materiales, entre audios, videos y
piezas gráficas, producidos en más de 30 lenguas
indígenas.
“A pesar de todo lo que se ha hecho a nivel de promoción
de la salud y salud familiar, no hemos llegado a calar
como pensábamos”, aseguró Quispe a OjoPúblico.
Huancavelica: la
nación que padece el engaño
La Nación Chopcca es un pueblo único que habita a 4 mil
metros sobre el nivel del mar, en Huancavelica, una de las
regiones más pobres del Perú. Sus miembros relatan que
descienden de un personaje de poderes extraordinarios, y
visten trajes negros con coloridos diseños que aquí son
parte de la vida cotidiana. En el 2014, el Estado peruano
reconoció a su cultura como patrimonio cultural de la
Nación por su originalidad y representatividad. Apenas
seis años después, en los primeros meses de la pandemia,
fue noticia por un caso relacionado con la desinformación.
El 11 de junio del 2020, un grupo de comuneros Chopcca retuvo a
unos ingenieros que realizaban labores de
mantenimiento a unas antenas de telecomunicaciones en el
Centro Poblado de Huachhua, situado en el distrito de
Paucará. Los acusaban de pretender instalar antenas de
tecnología 5G que, según creían, generaba el contagio del
nuevo coronavirus, o por el temor de que les causara daño.
En los videos del incidente se observa que
los comuneros rodearon a los técnicos y, por un instante,
hasta se oyen amenazas de muerte. Después de varias horas,
fueron liberados tras un diálogo entre
los líderes de la comunidad y la comitiva
conformada por un representante de la empresa, el
gobernador regional y un funcionario del Ministerio de
Transportes y Comunicaciones (MTC).
"Por desconocimiento podemos tomar muchas acciones, por
eso necesitamos que nos expliquen oportunamente. Aprendan
a respetar a los comuneros", señaló en esa ocasión un
habitante de la zona, de acuerdo a la cadena radial RPP.
A más de un año de este suceso, la Nación Chopcca aún es
víctima de la desinformación. El alcalde de Huachhua
―donde se registró el incidente de las antenas―, dice que
el rechazo a la vacuna es mayoritario. Según Rufino
Lanasca, en las comunidades han circulado teorías de
conspiración que han sido virales a lo largo de la
pandemia, y que hay una sensación de desconfianza y miedo.
“Solamente la gente piensa que están probando los
negociantes, los grandes que están haciendo su negocio con
la vacuna”, dice la autoridad.
En el sector de Huachhua habitan un total de 654
habitantes, y la vacunación empezó en el mes de abril del
2021, de acuerdo con Walter Martínez, técnico de
enfermería del puesto de salud de la zona. En toda la
región Huancavelica, hasta el último 17 de noviembre, se
habían registrado 1.168 defunciones contra la Covid-19. Al
menos cuatro fallecidos eran miembros de pueblos
originarios, según el reporte del Ministerio de Salud.
“Los que no están accediendo a la vacuna son las personas
mayores de 60 años”, precisó Martínez.
El problema es más grave porque, además, personal de
salud que trabaja en la zona ha identificado que persiste
la idea de que la Covid-19 no existe.
“Ellos tienen un principio mágico-religioso que está
ligado con las fuerzas naturales [...] y [supone que] si
algo tiene que pasar es porque Dios lo está permitiendo”,
refiere Roberto León, director de la red de salud de la
provincia de Huancavelica.
El presidente de la Nación Chopcca, Juan Meneses, explicó
a OjoPúblico que los miembros de su
comunidad necesitan que el personal de salud brinde
información adecuada sobre las vacunas en cada pueblo.
“Sobre la vacuna de Pfizer o Sinopharm, la gente piensa:
¿cuál de ellas es mejor? Piensan que están probando, que
los grandes están negociando”, agregó Meneses.
Pese a los acercamientos iniciales con representantes del
Gobierno para resolver el tema, hasta finales de
noviembre, en Paucará y Yauli ―los dos distritos donde se
sitúa la Nación Chopcca― tienen menos del 30 % de
población meta vacunada con las dos dosis, según el
Minsa: 20,2 % y 22,1 %, respectivamente.
El presidente Meneses dijo que están accediendo a recibir
la vacuna de manera lenta y progresiva.
En el acta de una reunión realizada a fines de agosto,
varias autoridades de la comunidad andina expresaron que
la vacunación debe ser voluntaria y con una campaña de
sensibilización previa. Los dirigentes y funcionarios
consultados por OjoPúblico enfatizan que
una demanda central es que la información debe estar en su
lengua originaria, el quechua.
Los promotores de
mentiras
El registro en documentos oficiales, realizado por los
funcionarios encargados de implementar el proceso de
vacunación durante los últimos meses, constituye toda una
bitácora sobre las incidencias en el esfuerzo para vencer
al coronavirus y contener la pandemia. Por primera vez, se
puede rastrear de manera cronológica un contramovimiento,
promovido por distintos actores y grupos, que erosiona la
eficacia de las políticas públicas y amenaza la seguridad
de sectores vulnerables de la población.
“La principal razón identificada del rechazo de las
vacunas del Covid-19 es la desinformación o mala
información que se difunden en medios de comunicación y
redes sociales como Facebook, WhatsApp, entre otros”,
precisa el informe de la Red de Salud de Bagua, Amazonas,
a la que OjoPúblico tuvo acceso.
Lo mismo plantea, desde la zona andina, el presidente de
la Nación Chopcca, Juan Meneses, quien confirmó que su
pueblo cuenta con conexión a redes de telefonía e
Internet, por lo que sus habitantes tienen acceso a
mensajes antivacunas que se han vuelto virales.

Advertencia del Dr. Petrella que la vacuna es tóxica
para eliminar la humanidad
VIRAL. Las
autoridades sanitarias de la Amazonía reportaron a
OjoPúblico los contenidos falsos que circulan en los
pueblos indígenas.
Crédito: Fotocomposición.
La influencia de la desinformación ha sido tal que, según
los reportes de campo recogidos en el informe de la red de
Salud de Bagua, en Amazonas, logró confundir a gente que
estaba interesada en vacunarse. En especial, cuando
personajes influyentes de la zona planteaban su
desacuerdo. “Esta negativa de los líderes locales frena el
trabajo de sensibilización que hasta la fecha viene
realizando el personal de salud en las diferentes
comunidades nativas del distrito de Imaza, quienes muchas
veces tenían la aceptación de grandes grupos de personas
para la vacunación Covid-19; sin embargo, con el pasar de
las horas y días, estas personas iban cambiando de idea de
un momento a otro, firmando actas de rechazo de hasta
comunidades enteras”.
En los gráficos estadísticos adjuntos a ese informe se
evidencia que el inicio de la vacunación en el mes de
junio tuvo un impulso sostenido durante los diez primeros
días, para luego declinar de manera dramática. "[...]
después de la segunda semana de iniciada la vacunación, la
cantidad de vacunados diarios comienza a disminuir, evento
coincidente con la difusión de audios, videos y
comunicados antivacunas a través de las redes sociales
dentro de las comunidades nativas", indica en el informe
de las autoridades de salud de Bagua.
OjoPúblico recogió testimonios de
distintas personas que han participado en el esfuerzo por
llevar adelante el proceso de vacunación y se han topado
con un efecto solo es comparable, aunque en sentido
opuesto, al de las propias campañas oficiales para
enfrentar la pandemia.
Uno de estos testimonios es el de la interna de medicina
Lourdes Flores, del centro de salud El Muyo, en el
distrito de Aramango, Amazonas. En agosto último, como
parte de una brigada de vacunación, Flores atravesó un río
en una cabina sujeta con poleas para llegar a la comunidad
de Tsuntsuntsa. El objetivo era vacunar a 100 habitantes
de la etnia awajún, pero al final de la jornada solo siete
personas aceptaron la dosis del laboratorio Sinopharm. Las
autoridades locales le dijeron que la gente tenía los
mismos temores de otros pueblos: que la vacuna mata, que
la marca enviada no era la mejor.
También en este caso, los difusores de versiones falsas
han sido grupos religiosos, redes sociales y medios de
comunicación. “Incluso Willax, que es el principal canal
que ha estado en contra de la vacunación, y que ha dado
una información falsa [sobre la vacuna de Sinopharm]”,
dijo Flores en referencia a un programa de televisión por
cable ―que luego se viralizó en redes sociales―, en el que
el biólogo y entonces candidato al Congreso Ernesto
Bustamante presentó de manera errónea los datos de un
informe sobre la eficacia de la vacuna de Sinopharm en
Perú, y hasta dijo que causaba más Covid-19 que el
placebo. Bustamante, hoy congresista por Fuerza Popular,
ha insistido con sus críticas a la vacuna procedente de
China. “Y todo eso se ha quedado en la mente de las
personas”, enfatizó la médica serumista.
La versión ha seguido circulando meses después en los
territorios indígenas.
OjoPúblico intentó comunicarse con
Bustamante por llamadas telefónicas y la red de mensajería
WhatsApp, pero al cierre de esta edición, no obtuvo
respuesta.
A una consulta para este reportaje, Esther Marchena,
coordinadora de inmunizaciones de la Diresa de Amazonas,
identificó que los contenidos fraudulentos también se han
transmitido en volantes. En uno se observa la consigna del
'No a la vacuna' junto a datos falsos sobre sus
componentes: que supuestamente incluyen mercurio, células
de animales y de humanos.
En lo que es atención primaria de salud, si el pastor
les dice que no se vacunen, no se vacunan.
Este material fue realizado por un grupo que se
identificó como parte de Acción Humanista Revolucionaria
(AUR), un movimiento originado en Bolivia y cuyos
presuntos seguidores peruanos han realizado plantones en
Lima para oponerse a la vacunación y esparcir teorías
conspirativas sobre la pandemia. Rafael Sagárnaga,
directivo de AUR en la ciudad boliviana de Santa Cruz,
confirmó que su organización tiene enlaces en al menos 3
regiones del Perú: Lima, Arequipa y Lambayeque. OjoPúblico
intentó comunicarse con los miembros voceros de los grupos
locales, pero al cierre de este reportaje no hubo
respuesta.
Los grupos antivacunas se han adelantado y han sido más
rápidos que las propias campañas del Estado, dice
Marchena. Por eso, la funcionaria considera que resarcir
los daños de estas versiones va a ser un esfuerzo arduo.
El problema es que la desinformación parece haber calado
también en los equipos que deben ejecutar las campañas de
vacunación: según la data recibida por Esther Marchena, al
menos hasta septiembre del 2021, se registraron cerca de
sesenta casos de técnicos sanitarios, miembros de pueblos
indígenas, que se negaron a que les aplicaran la vacuna
contra la Covid-19.
El objetivo era vacunar a 100 habitantes de la etnia
awajún, pero solo siete se vacunaron.
En la región amazónica de Loreto, la obstetra Gisella
Elizabeth Coloma ha encontrado que la información se
tergiversa tanto a partir de comentarios y rumores como
por los mensajes propalados por agentes de sectores
religiosos, como los pastores de distintas confesiones.
“En lo que es atención primaria de salud, si el pastor les
dice que no se vacunen, no se vacunan. Creen mucho en lo
que el pastor les inculca”, dice la gerenta de la
Microrred de Salud de Andoas.
Es común que en cada comunidad exista una iglesia dirigida
por un pastor. Es decir, no funcionan como una franquicia
sino que actúan de manera autónoma y varias están
diseminadas por las zonas rurales de Loreto, según explicó
a OjoPúblico Gonzalo Marsá, coordinador
técnico del Comando Covid-19 Indígena de Loreto, un grupo
presidido por líderes y representantes de organizaciones
indígenas de la Amazonía, como la Confederación de
Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP) y la
Organización de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO). Tan
solo esta última agrupa a más de cuatrocientas
comunidades.
Marsá comentó a OjoPúblico que no basta
informar sobre las vacunas sino que es necesario que las
autoridades sanitarias de las regiones coordinen con las
organizaciones indígenas y líderes de las comunidades
antes de que las brigadas ejecuten sus intervenciones.
“Nosotros hemos hablado de tres requisitos: que la
vacunación sea informada, coordinada y consentida”, dijo.
Un refuerzo para
pueblos indígenas
Tres meses después del viaje en que recogió el rechazo de
siete comunidades indígenas de Loreto en dos días, el
técnico en enfermería Omar Chahua tiene algunos reparos
para volver. Considera un riesgo regresar a lugares donde
la negativa a la vacuna fue tajante. “Insistir demasiado,
tal vez, puede generar una reacción contra mi persona”,
comenta en una conversación telefónica para este
reportaje. Su temor tiene antecedentes como la experiencia
del enfermero Dixon Rodríguez, quien fue rodeado con armas
en los territorios ashéninkas de Ucayali. También las de
otros miembros del personal de salud en comunidades de
Amazonas, donde la gente no solo rechaza la vacuna, sino
que ha llegado a considerarla parte de una operación de
castigo o exterminio, según el caso. “No voy a arriesgar
mi integridad física por una decisión ya tomada [por la
comunidad]”, dice Chahua.
A estas alturas queda bastante claro que ya no es solo un
problema de mensajes confusos, sino de una brecha cultural
que, agravada por la desinformación, sigue poniendo en
riesgo a pueblos vulnerables al mismo tiempo que el país
avanza en la inmunización contra la Covid-19. A inicios de
noviembre del 2021, el Gobierno peruano respondió a este
punto crítico con la asignación de casi 28 millones de
soles ―unos 7 millones de dólares― para financiar las
intervenciones sanitarias. Este presupuesto incluye, entre
otros gastos, la posibilidad de incorporar a alrededor de
3 mil enlaces indígenas al trabajo de las brigadas.
"Estamos en proceso de contratación. A ellos se les va a
capacitar sobre las funciones que van a cumplir en el
territorio, sobre el ABC de la vacuna contra la Covid-19”,
indicó a OjoPúblico Julio Mendigure,
responsable de la Dirección de Pueblos Indígenas u
Originarios del Minsa. Mientras los expertos especulan
sobre el impacto de una tercera ola de la pandemia en el
país, hay toda una marea de mentiras y engaños por
contener en las regiones más aisladas del Perú.
*Para obtener
las tasas de vacunación contra la Covid-19, OjoPúblico
ha tomado como fuente el portal de Datos Abiertos del
Ministerio de Salud.
*Para el
rastreo de medios de desinformación en regiones se contó
con la participación de los voluntarios Sebastián Rosas,
Hiro Ramos y Arlie Carrera.